sábado, 28 de septiembre de 2013

La guerra, un mal infinito





Los intereses geoestratégicos dicen… Y el pueblo no entiende de intereses geoestratégicos pero muere en la guerra.
Los estrategas y analistas trabajan sobre multitud de documentos, consultan mapas, anotan riquezas a explotar, divisiones de carros de combate disponibles, localización de silos de misiles, cabezas nucleares: panoplia siniestra; y aconsejan la guerra como medio de salvaguardar la paz del mundo civilizado.
Los ricos y poderosos se frotan las manos previendo el gran negocio: armas, suministros, petróleo, reconstrucción, tierras y pobres a explotar; y aconsejan la guerra como medio de salvaguardar la paz del mundo civilizado.
Los políticos animan a sus compatriotas a participar en la masacre. Los enemigos son terribles, malvados y mentirosos. Su ataque es ineludible. No hay otra opción que la guerra. Hay que defender la civilización, la pervivencia de la patria, y el sagrado honor de la bandera.
Todos ellos y sus familias viven bien, tienen un buen trabajo, salen a cenar con los amigos, se sienten importantes, buenos y sabios. Quieren a sus niños, cumplen con sus deberes religiosos. No verán, ni oirán, ni olerán la guerra. Irán a sus ataúdes conducidos por la vida cotidiana, no sufrirán la violencia guerrera.
Y envían a sus soldados a la guerra injusta, sin declararla y sin consultar al pueblo soberano, engañándolo y burlando la ley, jurando amenazas inexistentes y pruebas irrefutables falsas. La civilización progresa.
Y las bombas o los misiles caen sobre mercados, escuelas, hospitales, colegios, bodas, cualquier sitio donde los infrarrojos detectan humanidad caliente. La civilización progresa.
Y muchos ataúdes o la simple tierra se empiezan a llenar de gente muerta, casi todos humildes y trabajadores. Yacen desgarrados. Sus familias no entienden y lloran. La civilización progresa.
Y muchas mujeres son violadas. Daños colaterales, secuelas inevitables de la guerra. La civilización progresa.
Y muchos niños son despedazados. Daños colaterales, secuelas inevitables de la guerra. La civilización progresa.
Y muchos prisioneros son humillados, torturados y asesinados. La civilización progresa.
Decenas o centenares de miles de muertos, no importa, se intentan ocultar. Ya se olvidará. La civilización progresa.
Y se declara la paz de las ruinas, y políticos y altos jefes militares se unen a la fanfarria de la victoria, celebran misas de acción de gracias y se coronan de laureles. La civilización progresa.
Y se ocultan los cadáveres, y se reúnen los buitres para repartirse los restos del miserable pueblo vencido. La civilización progresa.
Y millares y millares de familias se quedan sin padres, sin jóvenes, sin niños, sin casa, sin nada que comer. La civilización progresa.
Y los ricos y poderosos aumentan sus caudales a costa de la sangre, y lo celebran y se ríen. La civilización progresa.
Y el 11 de marzo del 2004 los terroristas de Al Qaeda ponen sus bombas en los trenes de Atocha. Han visto las fotos de las Azores donde el presidente Aznar apoya la guerra del Imperio, y se ríe ufano y satisfecho. Propaganda maldita. 190 muertos y unos 2000 heridos. La civilización progresa.
Y el mismo político, indiferente a la mortandad y al sufrimiento causado, da conferencias a precios de oro en universidades exóticas del Imperio, donde le alaban y así pagan su contribución a la causa. El pueblo soberano no lo puede juzgar ni condenar. La civilización progresa.
Y al fin EEUU tiene un presidente negro. Que ilusión, le dan el Nobel de la Paz. La civilización progresa.
Y de nuevo la rueda del horror parece repetirse, los Estados Unidos de Norteamérica se erigen otra vez en la salvaguardia de la decencia mundial. Quieren castigar a un dictador asesino, matando a su pueblo.
Está en juego la supremacía mundial, el presidente quiere demostrar su firmeza, se lo exige el cargo, y quizás su raza. Ha trazado públicamente una línea roja. No se puede volver atrás. Es una cuestión de prestigio personal, él es el Comandante en Jefe.
La ONU una vez más no importa, no se convocará el Consejo de Seguridad porque habrá votos en contra de la intervención. China y Rusia se oponen. Que mas da, son países que no entienden, no están en el mundo civilizado.
El presidente Rajoy se muestra favorable a la intervención junto a sus colegas europeos. Farfulla con la boca pequeña unas condiciones a cumplir, que si la ONU por aquí, que si la ONU por allá. Toda la música es conocida. Nadie se pone en el lugar del pueblo que sufrirá las bombas.
Y de repente los representantes del pueblo británico dicen que no, y el presidente de los Estados Unidos no parece disponer del voto favorable del Congreso y del Senado. Rusia echa una mano y todo parece desinflarse.
Y mientras tanto los ciudadanos españoles han estado a punto de entrar otra vez en una guerra por la puerta de atrás, sin tener opción, tampoco ahora, de imponer su voluntad pacífica. Y podrían volver otros 11 M, en Atocha, o en cualquier parte. Los terroristas tendrán la culpa. Nada los habrá empujado a la acción. Su cólera será ciega, como siempre.
Ciudadanos españoles, no nos confiemos, la amenaza no se ha ido, puede volver mañana, o dentro de un mes, o el año que viene. Depende de los llamados intereses geoestratégicos de los EEUU, de las ganas de obtener gloria imperecedera de su presidente, de los planes de dominio de Israel en Oriente Medio, y del seguimiento culpable de los incapaces políticos españoles.
Y nuestros barcos podrán ir a la zona de guerra, y las bases de EEUU en nuestra tierra serán utilizadas para matar, y nuestros propios soldados harán de comparsas.
La Constitución Española de la II República de 1931 decía:
Artículo 6º. España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional.
En ningún artículo de la Constitución actual de 1978 se renuncia a la guerra.
Ochenta y dos años más tarde estamos mucho menos civilizados.
La guerra es ocupación más propia de bestias que de hombres” Juan Luis Vives. Humanista y filósofo español (1492-1540),
Arturo Maira Rodríguez. Capitán de Navío Ingeniero en situación de retiro.
La guerra, un mal infinito Arturo Maira Rodríguez Rebelión Los intereses geoestratégicos dicen… Y el pueblo no entiende de intereses geoestratégicos pero muere en la guerra. Los estrategas y analistas trabajan sobre multitud de documentos, consultan mapas, anotan riquezas a explotar, divisiones de carros de combate disponibles, localización de silos de misiles, cabezas nucleares: panoplia siniestra; y aconsejan la guerra como medio de salvaguardar la paz del mundo civilizado. Los ricos y poderosos se frotan las manos previendo el gran negocio: armas, suministros, petróleo, reconstrucción, tierras y pobres a explotar; y aconsejan la guerra como medio de salvaguardar la paz del mundo civilizado. Los políticos animan a sus compatriotas a participar en la masacre. Los enemigos son terribles, malvados y mentirosos. Su ataque es ineludible. No hay otra opción que la guerra. Hay que defender la civilización, la pervivencia de la patria, y el sagrado honor de la bandera. Todos ellos y sus familias viven bien, tienen un buen trabajo, salen a cenar con los amigos, se sienten importantes, buenos y sabios. Quieren a sus niños, cumplen con sus deberes religiosos. No verán, ni oirán, ni olerán la guerra. Irán a sus ataúdes conducidos por la vida cotidiana, no sufrirán la violencia guerrera. Y envían a sus soldados a la guerra injusta, sin declararla y sin consultar al pueblo soberano, engañándolo y burlando la ley, jurando amenazas inexistentes y pruebas irrefutables falsas. La civilización progresa. Y las bombas o los misiles caen sobre mercados, escuelas, hospitales, colegios, bodas, cualquier sitio donde los infrarrojos detectan humanidad caliente. La civilización progresa. Y muchos ataúdes o la simple tierra se empiezan a llenar de gente muerta, casi todos humildes y trabajadores. Yacen desgarrados. Sus familias no entienden y lloran. La civilización progresa. Y muchas mujeres son violadas. Daños colaterales, secuelas inevitables de la guerra. La civilización progresa. Y muchos niños son despedazados. Daños colaterales, secuelas inevitables de la guerra. La civilización progresa. Y muchos prisioneros son humillados, torturados y asesinados. La civilización progresa. Decenas o centenares de miles de muertos, no importa, se intentan ocultar. Ya se olvidará. La civilización progresa. Y se declara la paz de las ruinas, y políticos y altos jefes militares se unen a la fanfarria de la victoria, celebran misas de acción de gracias y se coronan de laureles. La civilización progresa. Y se ocultan los cadáveres, y se reúnen los buitres para repartirse los restos del miserable pueblo vencido. La civilización progresa. Y millares y millares de familias se quedan sin padres, sin jóvenes, sin niños, sin casa, sin nada que comer. La civilización progresa. Y los ricos y poderosos aumentan sus caudales a costa de la sangre, y lo celebran y se ríen. La civilización progresa. Y el 11 de marzo del 2004 los terroristas de Al Qaeda ponen sus bombas en los trenes de Atocha. Han visto las fotos de las Azores donde el presidente Aznar apoya la guerra del Imperio, y se ríe ufano y satisfecho. Propaganda maldita. 190 muertos y unos 2000 heridos. La civilización progresa. Y el mismo político, indiferente a la mortandad y al sufrimiento causado, da conferencias a precios de oro en universidades exóticas del Imperio, donde le alaban y así pagan su contribución a la causa. El pueblo soberano no lo puede juzgar ni condenar. La civilización progresa. Y al fin EEUU tiene un presidente negro. Que ilusión, le dan el Nobel de la Paz. La civilización progresa. Y de nuevo la rueda del horror parece repetirse, los Estados Unidos de Norteamérica se erigen otra vez en la salvaguardia de la decencia mundial. Quieren castigar a un dictador asesino, matando a su pueblo. Está en juego la supremacía mundial, el presidente quiere demostrar su firmeza, se lo exige el cargo, y quizás su raza. Ha trazado públicamente una línea roja. No se puede volver atrás. Es una cuestión de prestigio personal, él es el Comandante en Jefe. La ONU una vez más no importa, no se convocará el Consejo de Seguridad porque habrá votos en contra de la intervención. China y Rusia se oponen. Que mas da, son países que no entienden, no están en el mundo civilizado. El presidente Rajoy se muestra favorable a la intervención junto a sus colegas europeos. Farfulla con la boca pequeña unas condiciones a cumplir, que si la ONU por aquí, que si la ONU por allá. Toda la música es conocida. Nadie se pone en el lugar del pueblo que sufrirá las bombas. Y de repente los representantes del pueblo británico dicen que no, y el presidente de los Estados Unidos no parece disponer del voto favorable del Congreso y del Senado. Rusia echa una mano y todo parece desinflarse. Y mientras tanto los ciudadanos españoles han estado a punto de entrar otra vez en una guerra por la puerta de atrás, sin tener opción, tampoco ahora, de imponer su voluntad pacífica. Y podrían volver otros 11 M, en Atocha, o en cualquier parte. Los terroristas tendrán la culpa. Nada los habrá empujado a la acción. Su cólera será ciega, como siempre. Ciudadanos españoles, no nos confiemos, la amenaza no se ha ido, puede volver mañana, o dentro de un mes, o el año que viene. Depende de los llamados intereses geoestratégicos de los EEUU, de las ganas de obtener gloria imperecedera de su presidente, de los planes de dominio de Israel en Oriente Medio, y del seguimiento culpable de los incapaces políticos españoles. Y nuestros barcos podrán ir a la zona de guerra, y las bases de EEUU en nuestra tierra serán utilizadas para matar, y nuestros propios soldados harán de comparsas. La Constitución Española de la II República de 1931 decía: Artículo 6º. España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional. En ningún artículo de la Constitución actual de 1978 se renuncia a la guerra. Ochenta y dos años más tarde estamos mucho menos civilizados. “La guerra es ocupación más propia de bestias que de hombres” Juan Luis Vives. Humanista y filósofo español (1492-1540), Arturo Maira Rodríguez. Capitán de Navío Ingeniero en situación de retiro.

La querencia colonialista francesa desde Guy Mollet hasta François Hollande


Oumma.com

Traducido para Rebelión por Caty R.

La diplomacia francesa se vanagloria a menudo de su moral humanista, pero la aplica de manera selectiva. Aquejada del «síndrome del doble rasero» solo convence a los convencidos.
En 1956, el socialista Guy Mollet emprendió una desastrosa expedición militar contra el Egipto de Nasser. En 1991 François Miterrand participó en la coalición internacional contra Irak. En 2013 François Hollande sueña con bombardear la Siria de Bachar al Assad. Esta notable continuidad dice mucho de la tenacidad de los socialistas franceses en combatir el nacionalismo árabe, una de las pocas fuerzas políticas de la región que nunca ha pactado con Israel.
Resueltamente moderno, el régimen de Nasser pretendía garantizar el desarrollo de Egipto con la recuperación de su soberanía sobre el canal de Suez. La nacionalización del canal desencadenó la furia de Gran Bretaña, ya que amenazaba sus intereses económicos. Amargada por el apoyo de Nasser al FLN argelino, Francia ajustó el paso al de su aliado británico. Y finalmente la vanguardia occidental en el corazón de oriente Próximo, Israel, deseaba acabar con la resistencia palestina en Gaza.
La guerra de Suez nació de la connivencia entre las dos potencias europeas y su clon israelí. Unidos en un pacto secreto, los tres Estados atacaron Egipto por sorpresa desencadenando toda su potencia conjunta contra una joven nación apenas liberada del yugo colonial. Militarmente victoriosos, pero sin gloria, sufrieron un fracaso estrepitoso cuando Estados Unidos y la URSS les dieron la orden de repatriar sus tropas.
Además del fiasco de la expedición de Suez, la herencia socialista de Guy Mollet también es la guerra de Argelia con su siniestro cortejo (el pucherazo electoral, el envío del contingente y la banalización de la tortura). Defensores hasta el final de un imperio condenado por la historia, los socialistas franceses nunca conseguirán desembarazarse de la querencia colonialista. En su visión del mundo Occidente es depositario de la universalidad y la colonización una generosa tutela que beneficia a los pueblos atrasados.
Por eso siempre han sido cantores apasionados de la aventura israelí: el Estado de Israel, su alter ego colonial, el único Estado del mundo que coloniza abiertamente violando el derecho internacional. Cuando el ejército de ocupación bombardeó Gaza en noviembre de 2012 Laurent Fabius criminalizó a la resistencia palestina. Y el Elíseo que se muestra intransigente con respecto a Damasco siempre encuentra circunstancias atenuantes para los crímenes sionistas.
La diplomacia francesa se vanagloria fácilmente de su moral humanista, pero la aplica de manera selectiva. Aquejada del «síndrome del doble rasero» solo convence a los convencidos. Así la presunta utilización de gas en la guerra de Siria es un crimen abominable merecedor de una sanción ejemplar, pero no dice ni una palabra cuando el ejército de ocupación israelí asesina a los niños de Gaza con bombas de fósforo.
Los socialistas franceses deberían medir su responsabilidad histórica: partido colonial bajo la IV República, la SFIO (Sección Francesa de la Internacional Obrera, N. de T.) se convirtió en un partido belicista bajo la V. ¿Para qué? En su papel de botafuego enfriado (en el último minuto), la presidencia francesa se cubrió de ridículo. Ni siquiera los opositores del régimen sirio le mostraron ningún reconocimiento, ya que París tuvo que ponerse firme y dar marcha atrás en el mismo momento en que lo decidieron los estadounidenses.
Sometida a Washington hasta la caricatura, cómplice del colonialismo israelí, hostil a cualquier resistencia árabe, complaciente con las dinastías oscurantistas, aliada objetiva de al Qaida: esta es la política de François Hollande en Oriente Próximo. Igual que en la época de Guy Mollet la invocación selectiva de nobles principios, la postura justiciera, la recurrencia escandalosa a la amenaza militar y el desprecio a la legalidad internacional ocupan el lugar de la diplomacia.
Y sin embargo la frustración de la nación siria, en el origen de la conquista del poder militar por los militares baasistas, es el fruto de la política francesa durante el período del mandato (1920-1946): amputaciones territoriales, rechazo a la autodeterminación nacional, división política sobre una base étnica y confesional. Los asesores del Elíseo ignoran sin duda que es el ejército francés el que aplastó la revuelta árabe en Meyssalon en 1920 y bombardeó Damasco en 1925.
Fingen ignorar la profundidad de las heridas infligidas al Oriente Próximo árabe por medio de las manipulaciones de las que las potencias occidentales, cómplices del invasor israelí, son culpables. Imaginan que pueden impartir lecciones a los que ha timado durante decenios, como si «la patria de los derechos humanos», teniendo en cuenta su pasado colonial, estuviera habilitada para repartir certificados de buena conducta a otras naciones.
Loa Estados árabes nacidos de la descolonización son jóvenes, frágiles, y buscan una estabilidad que la expansión israelí, la codicia del petróleo y las intervenciones militares occidentales ponen en peligro. La auténtica amenaza que pesa sobre Oriente Próximo no es el régimen de Damasco, sino la implosión de los «comunitarismos» de la cual la guerra civil siria es el campo de ensayo en beneficio de las dos entidades que tienen interés en esta fragmentación: Israel y las petromonarquías.
Los millones de dólares derramados sobre las facciones yihadistas por el nuevo amigo de Francia, Catar, son otros tantos leños arrojados a esa hoguera. Como en la época de la IV República, los socialistas apuestan por la satanización del nacionalismo árabe para allanar el terreno a Israel. Decididos a liquidar el último régimen laico de Oriente Próximo con la ayuda de al Qaida, los socialistas están dispuestos a lanzar a Francia a una guerra absurda para perpetuar el secuestro sionista y a su hermano gemelo el parasitismo wahabí.
En 1956 Guy Mollet quería aplastar al FLN y humillar a Nasser, enemigo de Israel. Con aquella calamitosa expedición el presidente egipcio consiguió un prestigio sin igual, el FLN logró la independencia de Argelia y la SFIO acabó con un 5% de votos en las elecciones. Obviamente los socialistas no aprendieron ninguna lección de ese fracaso inaugural que marcó su entrada en la arena internacional. Y olvidan que mirando Oriente Próximo con las gafas israelíes acabarán sin ver nada.
Bruno Guigue, en la actualidad profesor de Filosofía, es titulado en Geopolítica por la École National d’Administration (ENA), ensayista, colaborador asiduo de Oumma.com y autor de los siguientes libros: Aux origines du conflit israélo-arabe, L’Economie solidaire, Faut-il brûler Lénine?, Proche-Orient: la guerre des mots y Les raisons de l’esclavage, todos publicados por L’Harmattan.
Fuente: http://oumma.com/155238/de-guy-mollet-a-francois-hollande-tropisme-colonial

De cómo Moscú evitó el ataque

The Independent/La Jornada


La delegación siria a Moscú partió de Damasco la noche del sábado 7 de septiembre, tanto para enfrentar su destino como para negociar. El presidente estadunidense Barack Obama y el presidente ruso Vladimir Putin habían estado incubando su plan para evitar ataques estadunidenses con misiles, y Walid Muallem, el extremadamente astuto ministro sirio del Exterior, no tenía idea de lo que se trataba. Lejos de llevar propuestas a Rusia, quería averiguar lo que sabía el canciller ruso Serguei Lavrov... si es que sabía algo.
Era una situación muy extraña. Siria no quería ser atacada por Estados Unidos luego del uso de gas sarín en Damasco la noche del 21 de agosto, pero debía de tener claro que el régimen sirio, blanco principal de los misiles crucero, había sido hecho a un lado. Rusia tomaba las decisiones.
Muallem y su equipo –bien conocidos en el mundo árabe y especialmente en Irán (y en los viejos tiempos en Londres, Washington y París)– llegaron exhaustos al aeropuerto Sheremetyevo al amanecer del domingo 8 de septiembre y se registraron, como siempre en Moscú, en el Presidente, junto al río Moscova, hotel cavernoso y desangelado de la era Brejnev. Su cita con Lavrov se fijó para el lunes en la cancillería rusa. Los sirios, aún cansados del vuelo nocturno, llamaron a Damasco y observaron programas de televisión de Washington vía satélite.
Era un momento de la historia de Siria del que Muallem y sus colegas estaban más que conscientes. La política exterior de su país –o tal vez la militar– era decidida por otros. Y así ocurrió que el 9 de septiembre Muallem estaba sentado frente a Lavrov en la cancillería. El ruso dijo sin rodeos a los sirios lo que pensaba: fue obvio desde el principio que creía que Obama atacaría a Siria.
No era una buena noticia, en especial porque Lavrov dejó en claro que la operación definitivamente ocurriría. Hubo alguna discusión antes que Muallem expresara la posición de su país: que si la verdadera razón de la agresión propuesta contra Siria eran las armas químicas, entonces los medios diplomáticos no se habían agotado.
A los sirios les agrada Lavrov; creen (no sé con qué pruebas) que escribe poesía en su tiempo libre, algo que de modo natural atrae a un pueblo que a menudo aprende de memoria poemas árabes desde antes de aprender a escribir. Es un buen amigo de los árabes, es un dicho constante en Damasco. Queda a los lectores discernir si es verdad.
Escarbar como sabueso en busca de detalles de la diplomacia ruso-siria –ya no se diga de la extraordinaria relación militar– es como vagar por el laberinto del Minotauro. Un giro equivocado puede poner en peligro al reportero, hacerlo perder una antigua amistad, enfurecer a un contacto o irritar a un funcionario por un matiz de significado perdido en la traducción.Así que mientras este corresponsal en Damasco camina de puntitas entre las fuentes rusas y sirias, debe recordar los riesgos. Esto es lo mejor que puedo hacer y tengo todos los motivos para creer que da en el blanco. Es una historia que nos habla del futuro Estado sirio.
Sea como fuere, Lavrov puso fin a la conversación diciendo a Muallem que iría de inmediato a ver al presidente Putin en el Kremlin. Ya volveré, señaló en forma perentoria. Muallem insistió una vez más en que la diplomacia no está agotada. Debía de tener la esperanza de no equivocarse; después de todo, si estaba en un error, tal vez no habría un aeropuerto en Damasco al que pudiera regresar.
Los sirios volvieron al hotel Presidente para comer. En Washington, John Kerry cacareaba más amenazas: los sirios deben entregar las armas químicas, tienen sólo una semana para presentar un inventario. A las 5 de la tarde, Lavrov llamó a Muallem. Debían reunirse en una hora: habría una conferencia de prensa.
Todo este tiempo Muallem había insistido en que Siria quería firmar el tratado de prohibición de armas químicas. Sin embargo, todo el mundo, incluidos los rusos, sabía que el arsenal químico de Siria era su única defensa estratégica fuerte si el país enfrentaba una guerra final con Israel. Aun así, Muallem no sabía lo que le aguardaba; ni él ni sus colegas habían dormido en 36 horas.
Lavrov estaba preocupado por varias razones. Si los estadunidenses atacaban Siria, destruirían el ejército de Bashar Assad. Los islamitas podrían irrumpir en Damasco y las fuerzas rusas –que tienen una base naval e infantes de marina en el puerto sirio de Tartús y otras naves de guerra en el oriente del Mediterráneo– se verían forzadas a reaccionar. Esa era, por lo menos, la versión rusa de los acontecimientos.
Lavrov reveló a Muallem el acuerdo forjado por Putin: todas las armas químicas de Siria serían vigiladas, los detalles se entregarían en unos días, todos los inventarios quedarían bajo control internacional en el curso de un año. Y los rusos agradecerían que Muallem tuviera la bondad de acceder, en una conferencia de prensa que se realizaría esa tarde.
Muallem llamó a Damasco. Habló con el gobierno y, por supuesto, con el presidente Bashar Assad. Éste accedió. Y así, un exhausto y compungido Muallem apareció frente a las cámaras de la televisión mundial –al parecer abrumado de cansancio– para decir sí (en palabras de los rusos).
Siria quería salvar a su pueblo de la agresión y puso toda su confianza en sus amigos rusos. Uno de sus asistentes, Bouthaina Shaaban, también consejero de Assad, parecía igualmente abrumado.
Más tarde, Muallem dijo a Lavrov que el acuerdo obtenido con Siria era el arma número uno de su país. Y Lavrov respondió: Su mejor arma somos nosotros.
Y eso fue todo. Moscú se había convertido en el disuasor estratégico de Siria. El Kremlin manda.
Traducción: Jorge Anaya
Fuente original: http://www.jornada.unam.mx/2013/09/27/opinion/023a1mun

viernes, 27 de septiembre de 2013

Merentes a contravía de Chávez ¿Qué esconde la guerra económica contra el proceso bolivariano?

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Marea Socialista


Introducción
El Ministro de Finanzas, Nelson Merentes, anunció el 17 de septiembre, en una entrevista exclusiva para Globovisión, que en pocas semanas más se instalará un nuevo sistema de otorgamiento de divisas complementario a los dos ya existentes.
Asimilándose a los argumentos que construyen los economistas liberales, funcionales al gran capital local y al capital financiero, el Gobierno se prepara para completar la entrega de dólares que exigen los empresarios como parte de los acuerdos que vienen negociando durante los últimos 5 meses con el ministro. Negociación a la que el Gobierno nacional apuesta equivocadamente y sin resultados positivos a la vista.
Mientras tanto, la inflación, la especulación, la usura descarada en los precios y el desabastecimiento y acaparamiento en productos esenciales como alimentos o medicinas de uso imprescindible, hacen parte del escenario montado por el capital, denunciado por el Gobierno, pero tolerado por la alta burocracia estatal para presionar hacia esa salida.
Al mismo tiempo agregan una cuota extraordinaria de mal humor en el pueblo bolivariano que vive con irritación y preocupación la incapacidad del Gobierno del presidente Maduro para resolver esos problemas.
No hay que engañarse, lo que hoy vivimos, sin la presencia física del comandante Chávez, es un nuevo capítulo en la disputa feroz por la distribución de la renta petrolera. Y la vemos en el marco de una situación de ataque global contra las conquistas sociales que construyó el proceso bolivariano. Atravesamos una coyuntura donde se están diseñando y desplegando profundas contrarreformas al modelo chavista. Un tramo en el camino, al final del cual, según algunos economistas, nos esperan los brazos del FMI.
El comandante Chávez dedicó una parte fundamental de la renta a resolver las necesidades básicas de la población y otra parte esencial al objetivo de orientar las inversiones del Estado en función de un plan estratégico de desarrollo. Merentes y con él, el Gobierno, por el contrario, están cediendo a la presión de la vieja oligarquía y la nueva burguesía roja. En esta guerra económica el que va perdiendo es el pueblo bolivariano que vive de su trabajo y que ve con indignación como se le evaporan sus salarios y sus ingresos familiares. Es necesario poner en pie la disposición de lucha que este pueblo mostró en los momentos críticos del proceso para cambiar este rumbo que nos lleva a perder la revolución.
I. El otorgamiento de dólares para “la importación” es la manera como la oligarquía se apropia de la renta petrolera.
Cuando la Revolución Bolivariana, que venía del triunfo sobre el golpe de Estado de abril de 2002 aplasta el paro sabotaje y derrota a la llamada “meritocracia” petrolera, es que puede empezar a construir la política social y la propuesta de plan de desarrollo de la nación.
Dos medidas fundamentales de política económica soberana son las que hacen posible poner en pie, en un breve periodo de tiempo, la recuperación económica del país, que perdió en esos más de 60 días de sabotaje criminal, 30 millardos de dólares. Esas medidas fueron: 1) El control por parte del Estado, para el financiamiento de sus políticas, de la mayoría de los recursos obtenidos por la petrolera estatal que antes eran manejados discrecionalmente por la “meritocracia”. Y, 2) El control de cambios para que fuese el Estado, a través del monopolio del manejo de la divisa internacional, el que orientara la inversión y el gasto de los recursos obtenidos por la renta petrolera y evitar la fuga de capitales.
Algunos números ayudarán a comprender lo que decimos más arriba: En el año 2000, PDVSA facturó por exportaciones 50.000 millones de dólares, entregándole al Estado venezolano apenas un 20% de esa facturación, es decir, 10.000 millones. Mientras que el restante 80% era manejado por la “gente de petróleo” para gastos operativos y giros al capital internacional petrolero (Shell, Exxon Móvil y otros). En cambio, en el año 2012 sobre una facturación cercana a los 100.000 millones de dólares por parte de PDVSA, el estado venezolano recibió casi el 60% de ese total, algo más de 57.000 millones, mientras que los gastos operativos estuvieron apenas por encima de los 30.000 millones, entretanto más de 10.000 millones fueron de superávit.
Es decir que, lo que recibe el Estado por ingresos petroleros se multiplicó por 3 en términos absolutos en apenas 12 años.
Por otra parte, para entender el efecto que tuvo entonces el control de cambios es necesario recordar lo siguiente: Durante los meses del golpe y el sabotaje, la oligarquía fugó del país 28.500 millones de dólares a los que hay que sumarles los 30.000 millones que se perdieron por la falta de producción durante el paro patronal y el sabotaje (sumados representan una cifra superior a la facturación anual de PDVSA para la época). La aplicación del control de cambios frenó la fuga de capitales por un tiempo y permitió orientar la utilización de los dólares para poner en pie el abastecimiento de la población, son los tiempos del lanzamiento de Mercal y también de las primeras misiones en educación y salud... Misiones que en su momento tuvieron un gran impacto social y que hoy habría que diagnosticarlas para su relanzamiento bajo control social porque lamentablemente están casi paralizadas.
Son asimismo los inicios de la planificación y comienzo de construcción de las grandes obras de infraestructura imprescindibles para cumplir con un verdadero plan de la nación como por ejemplo, el ferrocarril del centro y las nuevas represas, aguas abajo del Guri (todo esto financiado con autonomía y en ejercicio de la soberanía nacional, sin recurrir ni al FMI ni al Banco Mundial).
Más allá de la deformación y corrupción al que ha llegado el actual control de cambios y que obligan a la revisión de su funcionamiento, y al castigo ejemplar de los altos funcionarios que lo han corrompido junto a sus cómplices privados, es un hecho que ese mecanismo en sí mismo se mostró altamente eficiente para recuperar al país del enorme desastre económico y social provocado por el sabotaje petrolero. Esta eficiencia parte del control de nuestro recurso principal como nunca antes había sucedido, acompañada del control cambiario.
Hoy el plan de la oligarquía local y el capital financiero es la misma: la de apropiarse de la mayor parte posible de la Renta Petrolera, esa es la base material de la guerra económica que estamos viviendo.
Una vez perdido el control directo sobre PDVSA, la ofensiva sobre el sistema de otorgamiento de divisas es la forma que tiene esa oligarquía parasita e improductiva, para apropiarse de una cuota mayor de la renta. Es decir: de los dólares a través de los cuales esa renta puede funcionar como instrumento de acumulación de capital o como atesoramiento de las ganancias usurarias de los empresarios y banqueros.
Detrás de las negociaciones entre el Gobierno y la oligarquía llevadas adelante por Merentes, la actual crisis refleja una ofensiva por el acceso a los dólares en los que se hace cuantificable la Renta. Lo que estamos viendo en realidad es una ofensiva abierta de la oligarquía en aparente alianza con sectores de la burocracia del Estado, por el control y la apropiación de la Renta. Ofensiva a la que está cediendo el Gobierno en la mesa de negociaciones.
II. Un sistema diseñado para la acumulación ilegitima de capital
El sistema que está avalando el Gobierno y que el ministro Merentes presenta como transparente es, en realidad, la máscara de un mecanismo de acumulación de capital y atesoramiento, de características mafiosas.
Podrá ser legal, si cómo se anuncia: la Asamblea Nacional lo aprueba. Pero será irremediablemente ilegítimo y sujeto a justo desconocimiento por el pueblo bolivariano movilizado, porque rompe con el legado de Chávez en el terreno económico.
El sector privado de la economía, sea del color que sea, amarillo, blanco o rojo rojito, ha acumulado enormes cantidades de dólares gracias a un proceso de conchupancia, complicidad o en sociedad directa con la burocracia del estado y los sectores que manejan el sistema de control de cambios. Y en menor medida debido a mecanismos legales, pero de uso especulativo, como la posesión de papeles de deuda soberana del Estado o de PDVSA.
Veamos cómo se traduce esto en números: Según datos citados por varios economistas y que de acuerdo a lo que constatamos se pueden encontrar en la página web del Banco Central de Venezuela, para finales 2012, de los 291. 866 millones de dólares que Venezuela tenía en activos en el exterior, la mayoría de ellos: 160.279 millones, corresponden al sector privado, la mayor parte de los cuales se encuentran en cuentas bancarias, es decir son de disponibilidad inmediata.
De este total, solo 60.000 millones, alrededor de un tercio, corresponden a papeles de la deuda soberana del Estado o de PDVSA, emitidos por el proceso bolivariano, es decir que son inversiones supuestamente “legales”. El resto, los otros dos tercios, son producto de dos mecanismos ilegales o lo que es lo mismo, de crímenes contra el Estado. 1) Una parte es producto de la sobrefacturación de importaciones. 2) La otra es a partir de la manipulación en los precios de papeles financieros que se negocian en las Bolsas de Comercio. O directamente del robo descarado sin armas y a cara descubierta como el producido en el SITME.
Pero el remedio que propone Merentes es peor que esta enfermedad. Y no es que lo digamos nosotros, sino que ya fue probado antes con resultados catastróficos para la economía del país.
El nuevo sistema que propone el ministro es similar al que fue cerrado en el año 2010 por el comandante Chávez luego de la crisis bancaria de finales de 2009. La más importante crisis por la que atravesó el sector en estos 15 años de proceso bolivariano. Es bueno recordar que en esa crisis bancaria, en la cual fueron intervenidos y cerrados 11 bancos, el sistema del llamado "dólar permuta" operado por casas de bolsa y bancos funcionó como un partícipe necesario de la estafa bancaría al ser la vía principal por la que se fugaron cerca de 30.000 millones de dólares. Lo que se lograría con este nuevo instrumento es la legalización de la fuga de capitales.
III. ¿Cuántos dólares hacen falta para la importación?
Con el chantaje de la falta de dólares, el sector privado de la economía nacional provoca desabastecimiento, inflación y usura en los precios. Al mismo tiempo exige la entrega de más dólares para aumentar la importación de bienes y servicios para el consumo.
Sin embargo, el núcleo central (la falta de dólares) de esta ecuación es falso y por lo tanto es falsa toda la ecuación. Y también es falso el argumento de que por eso no se puede importar lo que hace falta para satisfacer las necesidades populares.
Si tomamos los indicadores de Banco Central de Venezuela y declaraciones coincidentes que aparecen en la prensa nacional, es interesante el desenvolvimiento del año 2012, año en el que prácticamente no hubo desabastecimiento y en el que la inflación bajó considerablemente, al tiempo que la economía tuvo un nivel de crecimiento importante cercano al 5%.
El total de dólares entregados para las importaciones de bienes y servicios (sin seguros ni fletes) de ese año fue, según el Banco Central de Venezuela, de alrededor de 59.339 millones. De ellos, el sector privado recibió, 36.167 millones. Pero lo interesante es que reconocidas voces oficiales como la de la expresidenta del Banco Central de Venezuela Edme Betancourt afirmó en reiteradas oportunidades a la prensa, mientras estaba en su cargo y sin ser desmentida por nadie, que de ese total recibido por el sector privado, al menos 20.000 millones fueron otorgados a empresas maletín (privadas) que no importaron ningún bien ni servicio, es decir un robo descarado.
Sin entra a debatir, en este texto, el comportamiento corrupto sobre esas asignaciones de divisas y los delitos por los que no hay ningún funcionario ni empresario preso, lo interesante en este punto es resaltar que: de los 36.000 millones de dólares otorgados para importación al sector privado, las necesidades de importación de mercancías gestionadas por este sector se cubrieron en realidad con apenas 16.000 millones.
Más interesante es todavía revisar los datos del Banco Central de Venezuela sobre los dos primeros trimestres de este 2013 donde el desabastecimiento, la especulación y la usura están haciendo estragos en los ingresos y en la vida de los que viven únicamente de su trabajo. Entonces veremos que en los 6 meses sobre los que el Banco Central dispone de datos públicos se llevan entregados un total de 27.519 millones de dólares de los cuales 15.001 millones han sido entregados al sector privado. Esto, solo considerando bienes, sin tener en cuenta la importación de servicios ni los pagos por fletes y seguros.
Es decir que, en la actualidad, para los dos primeros trimestres de 2013, el comportamiento de entrega de divisas es similar, en volumen, al del año 2012. Año en el que no hubo desabastecimiento y en el que la inflación bajó y donde se robaron un 40% de los dólares asignados por el SITME. De acuerdo a estos datos se podría afirmar que con lo ya entregado en los dos primeros trimestres de este año, se están cumpliendo casi todas las expectativas anuales de dólares que el sector privado realmente utilizó para importar en el año 2012.
Queda claro que no es la falta de dólares lo que provoca el desabastecimiento ni la inflación, es una ofensiva de los sectores del privilegio para apropiarse de la renta petrolera.
IV. La burocracia estatal cómplice del desabastecimiento, la especulación y la usura
Pero el sector privado por sí solo no podría imponer el clima especulativo y de usura que se vive en el país. Necesaria es, en este caso, la colaboración o directamente complicidad de la burocracia que está al frente de los principales puestos de decisión en el Estado. Y esto es así porque el Estado tiene las herramientas legales y la fuerza política para aplicar las normas y regulaciones existentes para frenar esta estafa.
1. Inflación y usura en los precios.
El no cumplimiento de los precios regulados en muchos productos de la cesta básica es el resultado de la falta de control de las instituciones que les corresponde la tarea. Carne, pollo y la mayoría de los productos alimenticios importados no respetan las regulaciones de los precios de venta al público. Es un hecho que la carne que debería encontrarse a 29 bs. el kilogramo no se consigue por menos de 120 bs. Y no se produce ninguna sanción a los responsables de las importaciones ni a los que comercializan.
Pero esto no ocurre solo con los precios de los alimentos, sucede en todos los órdenes. Empresarios que importan bienes con dólares otorgados por el estado a 6,30 bs. o que los reciben en las subastas del SICAD a 11 o 13 bs. calculan sus precios como si hubieran comprado las mercancías al precio del dólar paralelo. Por eso los precios se quintuplican en algunos casos, creando una verdadera estafa cuando llegan al consumidor. Sobre esta fijación de precios antojadiza tampoco hay ningún control ni mucho menos sanciones ejemplares.
En tercer lugar se ha instalado un mecanismo especulativo por el cual semana a semana se provoca un aumento en los precios sin que tengan ninguna relación con un cambio en la situación económica o política del país.
2. Desabastecimiento y acaparamiento.
La desaparición de los productos en los anaqueles de los mercados corresponde más a maniobras especulativas que ha falta real de los productos. Es notable que el acaparamiento por parte de los privados, pero también las trabas administrativas para algunos sectores estatales, impuestas por la autoridad rectora del sector, provoquen un desabastecimiento ficticio. El caso de la Estatal Industrias Diana es un ejemplo de lo que decimos: Pudo saberse gracias a una lucha obrera que los galpones de la empresa estaban repletos de productos, mientras que el ministerio del sector negaba las guías para su distribución y se estaba frente a la inminente paralización de la producción por falta de espacio para almacenaje. Por otra parte un mecanismo de desinversión hacia la empresa estatal que produce papel toilette, impide que esta pueda producir a su capacidad total lo que cubriría el 60% del mercado. La reciente decisión del presidente Maduro de Intervenir la empresa Manpa será un avance si se pone bajo control social, para resolver el abastecimiento en este sector, junto con la demorada inversión en la empresa estatal.
3. La fuga de divisas, la acumulación mafiosa de capital y el dólar paralelo.
Sin la conchupancia de los encargados del otorgamiento y seguimiento de las divisas, que no controlan los precios facturados por los productos importados y que no hacen un seguimiento posterior de lo realmente ingresado por importaciones, se evitarían dos fenómenos criminales: a) La sobrefacturación de las importaciones y b) Las maniobras por las cuales se le otorgan dólares a empresas de maletín que no importan ni bienes ni servicios. El ejemplo de los 20.000 millones de dólares perdidos en este caso por el SITME en el año 2012. Estás son maniobras mafiosas que solo pueden realizarse, toleradas o apañadas por altos funcionarios o en complicidad con ellos.
El incremento del dólar paralelo, por su parte, tiene que ser comprendido en el marco de las ganancias exorbitantes generadas por los precios de usura.
La ganancia descomunal, a nivel de estafa, que generan esos precios hace que los empresarios busquen salir del exceso de bolívares que obtienen por los precios de usura que fijan arbitrariamente y se dirijan a atesorar esa ganancia criminal en un bien más seguro y disponible en cualquier momento y en cualquier lugar como es el dólar billete: esa es la presión real que existe sobre el dólar paralelo.
Las razones del salto en relación al año pasado de todo este comportamiento especulativo y criminal empresarial y de conchupancia burocrática se deben buscar en la debilidad política extrema en la que se encuentra el proceso luego del fallecimiento del comandante Chávez. Pero sobre todo en el rumbo de conciliación con la oligarquía elegido por el Gobierno para superar su debilidad electoral de origen.
Así se permiten precios de usura con la ilusión de que se encuentren los productos. Pero como todo chantajista sin códigos, los empresarios, sean los tradicionales o los rojo rojitos, siempre quieren más. Por esa “debilidad política” del Gobierno, estos sectores han creído que les llegó el momento de ir por los dólares de la Renta Petrolera.
Esa es la razón de fondo del sistema de cambio que ha surgido como resultado de cinco meses de reuniones entre las cámaras empresarias y bancarias con el ministro Merentes. Y no se sentirán conformes con el nuevo “Dólar Permuta”, ellos tienen como objetivo la recuperación del control de PDVSA. En esa misma dirección cobra sentido la campaña que vienen desarrollando desde hace años de que la empresa está quebrada.
V. Cambio de rumbo para volver a legado de Chávez
De aplicarse las medidas anunciadas por Merentes estaríamos perdiendo una de las principales conquistas de la revolución que conmocionó al país y a Latinoamérica durante el año 2002 y parte del 2003, cuando derrotamos al golpe de abril y al paro sabotaje. Y se profundizaría un proceso de contrarreformas camino a una vuelta rápida a los planes neoliberales.
Estaríamos entregando en la mesas de negociaciones una de las armas fundamentales para decidir una política económica relativamente independiente. Y atacando en el terreno económico una de las claves centrales del legado de Chávez: El manejo soberano de la renta petrolera y la utilización y orientación de los dólares en la que ella se expresa.
El criterio básico para un cambio de rumbo y la vuelta al legado de Chávez en materia económica, es pensar la economía en primer lugar al servicio de los más humildes, de los desposeídos, de los explotados. Y, en segundo lugar, para continuar el plan de desarrollo de la nación, que se expresa a través de los planes plurianuales Simón Bolívar, el último, el que corresponde al período 2013 – 2019, que el pueblo ratificó de manera contundente el 7 de octubre de 2012, conocido como Programa de la Patria. Y que es el que prometió aplicar el presidente Maduro.
Buscar en negociaciones con los grupos del poder económico que actúan en el país la fuerza política que el Gobierno no obtuvo en las elecciones de abril pasado, es un error fatal. Porque lo que está surgiendo de esas negociaciones es un plan para desmontar lo avanzado en los 14 años de Chávez. Y, aplicado como está ocurriendo por el Gobierno para “consolidarse”, es además de una ingenuidad suicida.
Estamos atravesando una situación similar a la del paro sabotaje, en el sentido estricto de que se ha desatado una ofensiva feroz por el control de la Renta Petrolera. Para oponerle una fuerza lo suficientemente disuasiva a la ofensiva de la oligarquía, tenga el color que tenga, es necesario desatar la energía revolucionaria del pueblo bolivariano civil y militar.
La reacción del presidente Maduro advirtiendo que podría intervenir y expropiar las grandes distribuidoras que acaparan los productos de primera necesidad y la intervención de Manpa, puede ser, de cumplirse a cabalidad, un primer paso hacia un giro que rompa con la actual política de conciliación. El pueblo bolivariano movilizado debe exigir que el presidente no se quede en este paso inicial.
VI. Algunas propuestas para la emergencia
Nuestro punto de vista para hacer estas propuestas está en el marco de frenar la ofensiva contra la Revolución Bolivariana que está desplegando la oligarquía y el capital financiero y los sectores burocráticos cómplices.
No lo vemos como un simple problema de coyuntura económica. Estas propuestas las presentamos para el debate del pueblo bolivariano civil y militar y de los movimientos sociales que pueden impulsar una verdadera lucha para salvar la Revolución. Y las hacemos desde nuestra ubicación como parte del pueblo chavista, bolivariano y revolucionario.
1. Quebrar el espinazo al desabastecimiento y la especulación.
Desde el agravamiento de la salud del presidente Chávez y sobre todo después de su fallecimiento, estamos presenciando una ofensiva cruel de la oligarquía que está usando como arma principal el desabastecimiento, la especulación y la usura en los precios con el objetivo de vaciar de apoyo político al proceso bolivariano y al Gobierno electo por pedido de Chávez. Para derrotar esta ofensiva son necesarias medidas radicales, entre las que proponemos:
a) Lanzar al pueblo bolivariano, civil y militar con sus organizaciones sociales y políticas a la búsqueda de los locales de acaparamiento. 
b) Decomisar todos los bienes acaparados y distribuirlos inmediatamente al pueblo por los mismos comités populares que los decomisen.
c) Emplazar al Gobierno nacional que expropie sin ningún tipo de pago a los acaparadores y los encarcele con la simple prueba de la flagrancia y ponga bajo control de trabajadores y comunidad los establecimientos expropiados.
2. Recuperar el ingreso familiar del pueblo bolivariano al nivel previo a la devaluación de febrero.
La devaluación del 8 de febrero fue el primer paso de esta guerra económica contra el pueblo bolivariano. Desde entonces se desató una espiral de aumento usurario de precios que hizo desaparecer el poder adquisitivo del salario y de otros ingresos familiares del pueblo más humilde como las pensiones, las ayudas sociales, etcétera. Al mismo tiempo se ha producido la parálisis de las misiones sociales que podrían mitigar el desabastecimiento como Mercal, Pdval y otras. Para atacar este problema proponemos:
a) Una política de recomposición general de salarios, pensiones, subsidios y ayudas sociales que permita recuperar a los niveles previos a la devaluación de febrero el poder adquisitivo de las familias trabajadoras que han sido golpeadas por la especulación y la usura de los precios.
b) Despliegue de Mercales, Pdvales, Abastos Bicentenarios y otros mercados populares a nivel nacional y en cada ciudad del país, controlando su funcionamiento por el pueblo bolivariano con sus organizaciones: Consejos Comunales, movimientos sociales, sindicatos, consejos de trabajadores que trabajen confraternizados con destacamentos de las Fuerzas Armadas Bolivarianas.
c) Obligación de etiquetar el precio de costo de producción o importación y el precio de venta al público de todos los productos no regulados. Expropiación sin pago de los establecimientos que no cumplan esta medida, poniendo estos establecimientos en manos de sus trabajadores y comunidades circundantes.
d) Distribución de todos los medicamentos de uso imprescindible o para tratamientos prolongados por parte de la Red Farma Patria, y de la red de farmacias de los centros públicos de salud (medicamentos para la diabetes, el asma, cáncer, enfermedades virales, así como vacunas y otros).
3. Recuperar el control total de la renta petrolera.
La actual guerra económica contra el pueblo bolivariano es la expresión particular de la ofensiva oligárquica por apropiarse de la renta petrolera de todos los venezolanos, expresada en los dólares que PDVSA suministra al Estado de la República Bolivariana de Venezuela. Esta lucha particular se expresa en el otorgamiento de esos dólares para operaciones de importación. La recuperación y defensa de la renta que pertenece al pueblo venezolano es la defensa, cuidado y control absoluto de esas divisas. Por lo tanto proponemos:
a) Suspensión inmediata de todas la licencias para operar como importadores a las empresas privadas que recibieron dólares del SITME, hasta que demuestren que no sobrefacturaron y no estafaron al pueblo bolivariano. Incautar las cuentas bancarias locales y pedido internacional de bloqueo de las cuentas internacionales para constatar que la procedencia de esos fondos es legal.
b) Destitución y juzgamiento de todos los altos funcionarios del Estado responsables directos o políticos en el otorgamiento de dólares a empresas de maletín. Ellos deben demostrar que no participaron de ilícitos.
c) Todas las operaciones de comercio internacional deben quedar provisionalmente en manos del Estado y su realización debe ser pública a través de los mecanismos apropiados, prensa, páginas web, etcétera para garantizar el control social de esas operaciones.
d) Creación de un órgano de poder revolucionario contra la especulación y la usura y poner al frente de él a un equipo elegido entre las organizaciones sociales y al frente de ese equipo a un funcionario con plenos poderes y que cuente con la aprobación popular. Lo que significa: que sea elegido por voto directo y universal del pueblo venezolano y este sujeto a revocación inmediata de no cumplir sus funciones.
4. Iniciar ahora el debate sobre el modelo productivo y la aplicación del Plan de la Patria.
Somos conscientes que la actual dependencia de la economía venezolana de renta petrolera impide un desarrollo plenamente soberano e independiente del país. La utilización del privilegio de la Renta impone como obligación a una revolución como la nuestra, el diseño de un modelo productivo nuevo, que desarrolle las potencialidades del pueblo bolivariano.
Son muchos los temas y los mecanismos que debemos discutir y solo podremos hacerlo en proceso constituyente. Es decir con la participación directa y democrática del pueblo bolivariano y sus organizaciones.
Desde la situación en la agricultura y el diseño de un plan que garantice que gran parte de los alimentos que consumimos los venezolanos los produzcamos los venezolanos. Hasta el plan de infraestructura necesario para el desarrollo del país. Las industrias a las que debemos incentivar y como impulsar las formas de propiedad que están en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Los límites a la propiedad privada pero sobre todo, los sectores, la función y los mecanismos de controles de la propiedad social y la propiedad estatal.
Debemos incluir también el debate sobre: un nuevo sistema financiero, un nuevo tipo de relacionamiento en divisas con el mercado mundial, el comercio internacional, la política de incentivos a la producción y un sistema tributario que elimine las desigualdades que provoca, por ejemplo, el abuso del IVA.
No podemos dejar para un momento mejor este debate. Este es el momento de desarrollarlo movilizándonos como si estuviéramos en una nueva batalla de Santa Inés. Porque nuestro pueblo, como todos los pueblos agredidos por el capital, tienen que saber por qué luchan sus batallas. Sin delimitar y diseñar claramente el objetivo de esta nueva etapa de la Revolución Bolivariana, no conseguiremos moralizar a nuestro pueblo para vencer en la guerra económica actual.
Llamamos a las organizaciones sociales y políticas revolucionarias, a la organización militar de nuestro pueblo: la FANB y a todas los movimientos que han hecho posible hasta ahora la Revolución Bolivariana a impulsar juntos esta lucha.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR

EE.UU: Blanco, como nunca antes en ONU, de severas criticas





El 68 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU que se escenifica actualmente en Nueva York puede pasar a la historia como la cita internacional en la que Estados Unidos ha sido blanco de más contundentes disparos verbales de la comunidad de naciones que conforman esa máxima entidad mundial. Desde su comienzo, en la referida reunión de dignatarios Washington es objeto de fuertes reproches por su política agresiva, traducida en los últimos tiempos en sus intentos de invadir militarmente a Siria, como igual lo hizo con Libia, Irak y Afganistán, países donde hoy reina el caos y la violencia tras imponerse la “democracia de las bombas” made in USA.
Eso mismo desea el régimen norteamericano que suceda en Siria para aprovecharse de la anarquía, y apropiarse de sus recursos naturales como lo está haciendo en los otros tres Estados en los cuales ha intervenido con la fuerza de sus armas malévolas y asesinas.
Pero las críticas a Estados Unidos en la ONU no han sido únicamente por su conocido proceder violento y por provocar guerras a base de infundados pretextos, sino también por espiar a presidentes, y a todo lo que le venga en gana.
En ese sentido, la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, fue severa este martes en Nueva York, al denunciar los programas de espionaje económico y diplomáticos que las instituciones de inteligencia norteamericana ejecutan, sin un ápice de respeto por la soberanía y la independencia de los pueblos, y la privacidad incluso de empresas y de los ciudadanos de a pie de este planeta.
Tal accionar de la Casa Blanca, a través de sus servicios secretos, probado contra Brasil motivó que Rousseff suspendiera recientemente una visita oficial a Washington para entrevistarse con el jefe de ese régimen, Barack Obama, quien justificó insolentemente el hecho de espiar, como lo hace con las guerras.
De otro lado, Obama fue calificado como un “pirata” de aviones presidenciales por el mandatario boliviano, Evo Morales, luego de negársele, primero a él, sobrevolar con su avión ejecutivo por el espacio aéreo de Italia, España, Francia y Portugal, y recientemente a su similar venezolano, Nicolás Maduro, por Puerto Rico.
En conferencia de prensa, Morales calificó de cínico el discurso del actual inquilino de la Casa Blanca en la ONU, y, entre otras acusaciones, le expresó en tono irónico que en el único lugar donde no puede perpetrarse un golpe de Estado es en Washington porque, claro, no existe embajada norteamericana.
Pero por si fuera poco, en la 68 Asamblea General de la ONU, como ha sucedido en muchas anteriores, comenzaron a escucharse las voces de reclamo a Estados Unidos para que ponga fin definitivamente al bloqueo económico, comercial y financiero que impone a Cuba desde hace más de 50 años.
Jefes de Estado de Mozambique, Uruguay, Sudáfrica, Sri Lanka y Gabón ya rechazaron una vez más, en sus respectivas intervenciones, el criminal cerco que aplican a la Isla caribeña sucesivas administraciones norteamericanas, con el propósito de destronar la Revolución en la mayor de las Antillas.
Obama y sus cercanos colaboradores parecen obviar, por su prepotencia imperial, que el mundo ha cambiado, menos Washington, y que cada vez son menos quienes se callan o bajan la cabeza ante sus presiones, chantajes y amenazas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


Lo que Obama no dijo en su discurso en la ONU


Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 27-09-2013


The Progressive

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

En su discurso de hoy ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente Obama dijo cosas importantes y válidas sobre derechos humanos, control de armas y gobernanza global. Pero hay que señalar lo que el presidente NO dijo.
El presidente habló del obstruccionismo ruso y chino respecto a Siria. Su abuso del poder de veto convierte, en las palabras de la embajadora de EE.UU. ante las Naciones Unidas Samantha Power, al Consejo de Seguridad en “rehén”.
Pero el presidente no se mostró dispuesto a reconocer el obstruccionismo y abuso de EE.UU. de su propio poder de veto. Desde que China se unió a las Naciones Unidas en 1971, ese país ha utilizado su poder de veto ocho veces, mientras que Rusia (y antes la Unión Soviética) usaron su derecho a veto 18 veces durante ese período.
En comparación, EE.UU. ha usado su poder de veto 83 veces durante el mismo período. El caso más reciente fue cuando Obama ordenó vetar una resolución unánime del Consejo de Seguridad de la ONU reiterando la ilegalidad de los asentamientos israelíes en territorios bajo ocupación beligerante extranjera y llamando a la congelación de la construcción de nuevas colonias.
Otro tema planteado por el presidente es la proliferación de armas nucleares y, en particular, el programa nuclear de Irán. El presidente Obama ha presionado exitosamente al Consejo de Seguridad de la ONU para que imponga duras sanciones a Irán por violar una serie de resoluciones y no detener su programa de enriquecimiento de uranio.
Pero EE.UU. ha bloqueado la imposición de otras resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU respecto a los programas nucleares de aliados de EE.UU. que –a diferencia de Irán– poseen realmente armas nucleares.
La Resolución 487 del Consejo de Seguridad de la ONU llama a Israel a poner sus instalaciones nucleares bajo la regencia del Organismo Internacional de Energía Atómica. La Resolución 1137 del Consejo de Seguridad de la ONU llama a India y Pakistán a eliminar sus arsenales nucleares y misiles de largo alcance. Pero el Gobierno de Obama no solo se ha negado a apoyar la implementación de esas resoluciones, sino que además suministra a los tres países cazabombarderos jet con capacidad nuclear y otra ayuda militar.
De la misma manera, el Gobierno de Obama ha bloqueado repetidamente la convocatoria de una conferencia internacional planificada hace mucho tiempo sobre el establecimiento de una zona libre de armas nucleares en Medio Oriente (similar a las que ya se han establecido con éxito en Latinoamérica, África, el Pacífico Sur, Asia Central y el Sudeste Asiático), como pide la Resolución 687 del Consejo de Seguridad de la ONU y la más reciente conferencia del Tratado de No Proliferación Nuclear.
En 2003, EE.UU. bloqueó un borrador de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU reiterando los llamados para el establecimiento de esa zona libre de armas nucleares.
Mientras el Gobierno de Obama ha revertido la oposición directa de los gobiernos anteriores al respecto, la obsesión de EE.UU. por el programa nuclear civil de Irán mientras bloquea el progreso de iniciativas semejantes de desarme en toda la región, otorga poca credibilidad las proclamadas preocupaciones de seguridad de EE.UU.
Otros asuntos del discurso fueron la democracia y los derechos humanos. El presidente Obama reitera su llamado a más respeto por los derechos civiles y políticos fundamentales por parte de las naciones del mundo.
Pero el presidente no planteó el hecho de que EE.UU. sigue siendo el principal patrocinador militar, económico y diplomático de los regímenes autocráticos que quedan en el mundo y de los ejércitos de ocupación.
Ciertamente hay que cuestionar los abusos de los derechos humanos en Siria, Irán, Sudán y otros regímenes autocráticos a los que se opone EE.UU. Pero el continuo flujo de armas y otra ayuda de seguridad a dictaduras represoras y sus ataques contra el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y a reputados juristas internacionales por documentar crímenes de guerra de aliados de EE.UU. dificulta que el Gobierno de Obama se coloque en una posición moral elevada.
El presidente Obama ha calificado frecuentemente a EE.UU. de nación imprescindible y excepcional. Hoy repitió esa idea.
“Algunos podrán estar en desacuerdo, pero creo que EE.UU. es excepcional”, dijo Obama en su discurso, arremetiendo contra el artículo de opinión del presidente ruso Vladimir Putin en el New York Times en el cual cuestiona esa noción.
Pero la excepcionalidad estadounidense no se puede basar solo en su poder militar y económico, sino en su disposición a aplicar los valores que Obama y otros dirigentes estadounidenses han adoptado como principios universales, no como puntos de conversación política a fin aplicarlos estrechamente para nuestros propios propósitos geopolíticos.
Stephen Zunes es profesor de Política y Estudios Internacionales en la Universidad de San Francisco, EE.UU.


Fuente: http://www.progressive.org/obama-united-nations-speech
rCR

jueves, 26 de septiembre de 2013

La encuesta como herramienta de manipulación política




Hay actos que son ilegales. Y otros que son antiéticos. Los primeros no se hacen, porque hacerlos transgrede una norma legal y ello conlleva un castigo. Las razones para no cometer los segundos son menos claras. Que actuar antiéticamente tenga o no consecuencias depende únicamente de la censura y la desaprobación de los demás frente a esos actos .
Miguel Guerrero (periodista) señala que el proselitismo y el secuestro de la opinión pública al través de su manipulación por los gobiernos están prostituyendo el valor de las encuestas como método de medición científico. Antes se admitían los sondeos sobre preferencias electorales como una forma racional y bastante aproximada para conocer el estado de ánimo de la población con respecto a políticas o candidaturas. Pero la idea de estos análisis era determinar debilidades y fortalezas o en el caso de productos o estudios de mercados las lealtades de los consumidores. Eran resultados cuya confidencialidad se guardaban celosamente por cuanto la divulgación de algunos datos podían serles útiles a la competencia, fuera comercial o política.
A partir de un momento, cuando la actividad proselitista perdió todo sentido del pudor y empezó a mostrar sus paños menores, todos esos valores acerca de las encuestas se vinieron abajo. La realización de estos estudios comenzó a servir para tratar de inducir cambios en las preferencias al través de mensajes subliminales. Afloraron como plagas agencias especializadas dispuestas a prestar sus servicios, carentes en muchos casos de prestigio o experiencias, por favores oficiales o altas sumas de dinero. La credibilidad se perdió en un mercado lleno de baratijas con pretensiones científicas.
Hubo épocas en que algunos medios involuntariamente contribuyeron a ese desprestigio, con encuestas extemporáneas carentes de lógica. Incluso se han dan casos de varias dando seguros ganadores, sin haberse definido antes el panorama electoral. Como si a un año de una cita electoral, por ejemplo, fuera posible dar un imbatible triunfador en cualquiera de las dos vueltas. El propósito de tal práctica es evidente: condicionar la opinión pública y sembrar en la psiquis popular la idea de un único ganador. La manipulación en su máxima expresión artística.
Esto es lo que hemos estado viendo desde hace ya bastante tiempo en uno de los medios de comunicación impresa, que comenzó señalándonos lo que cierta encuesta indicaba sobre uno u otro tema, sin relación a las preferencias políticas. Y cuando ya nos tenían acostumbrados a ver y en algunos casos aceptar esas opiniones, nos bombardea con los resultados de una encuesta que claramente favorece a un candidato y menosprecia a otro, al punto de darnos la idea de que es un “desconocido” que no llegará a ninguna parte. La manipulación es tan burda y evidente que pierde toda credibilidad el medio ante quienes analizamos con un poco más de seriedad el tema, pero el pueblo susceptible de ser manipulado no cae en cuenta de que está siendo tratado como presa fácil del engaño. Y como está acostumbrado –al igual que en el deporte- a votar a ganar, se deja encauzar hacia los intereses de un grupo determinado pacientemente y sin darse cuenta de que lo han convertido en ganado arreado por unos especialistas en manipulación.
Por otro lado, en sociedades como la costarricense, donde la “viveza” es generalmente más apreciada que la ética, esa condena en muchos casos hace tiempo no existe . Y cruzar la delgada línea de actuar antiéticamente no genera problemas o hasta es celebrado. Eso fue llevando a que, por acumulación de casos, vayamos perdiendo la sensibilidad y veamos como naturales y aceptables cosas que claramente no lo son. Hoy quiero hablar de una de ellas.
Las encuestas preelectorales tienen la función básica de intentar medir la intención de voto de la opinión pública . Para hacerlo, numerosas consultoras utilizan técnicas de muestreo para, consultando a un grupo relativamente pequeño de personas, proyectar con bastante precisión cómo se comportará la mayoría. El procedimiento es bien científico y hay pocas ciencias tan “exactas” como la estadística . Dadas las características del “universo de electores” es bastante sencillo calcular cuál debe ser el tamaño de la muestra para alcanzar un nivel de confiabilidad elevada.
La sociedad moderna en la cual vivimos es una sociedad política compleja, llena de diferentes intereses que se contraponen y se influyen uno al otro constantemente. Interpretar el "sentir" de la opinión pública entonces se vuelve cada vez más difícil, porqué muchos son los factores que influyen en su construcción, desde la formación escolar, hasta su colocación social, y hasta los medios de información que utiliza para enterarse de lo que pasa en la sociedad y en el mundo.
Por esto las encuestas de opinión pueden ser un instrumento muy útil para interpretar lo que piensa la ciudadanía sobre diferentes cuestiones que le afectan, porqué nos permiten "simplificar" esta complejidad en datos cuantitativos, lo suficientemente adherentes a la realidad para permitirnos interpretarlos analíticamente.
Desde el sencillo dato de adhesión o menos a una opinión, entonces, es posible reconstruir la opinión de la colectividad sobre lo más diferentes problemas; pero esto tendrá un valor realmente científico solamente si lo sabremos utilizar correctamente, a través de la constante comparación con otros datos y sin darle nunca un valor de absoluta verdad, sino más bien de relativo "acercamiento" a la verdad.
Finalmente nunca hay que olvidar que los sondeos de opinión solamente registran opiniones existentes en un momento dado, un momento que ya está en el pasado cuando la encuesta se publica y que seguramente pueden servir para interpretar la realidad, pero que nunca deben ser confundidos con la realidad misma.
Sin embargo, hace ya tiempo que los políticos han descubierto que las encuestas tienen una función más: no solo miden el estado de la realidad, sino que afectan dinámicamente la propia situación que está siendo medida. La publicación de información sobre las intenciones de voto de cada candidato incide positiva o negativamente la decisión de los electores. Este descubrimiento genera un incentivo perverso: si aquello que las encuestas reflejan no se corresponde con lo que a un político le conviene, puede intentar torcer el rumbo de los acontecimientos difundiendo como verdadera información que es flagrantemente falsa.
Establecido que las encuestas de opinión pueden ser un instrumento muy útil para interpretar la realidad en la cual vivimos, hay que verificar cuanto creíbles puedan ser. Eso dependerá en gran medida en la forma en la que se hayan realizados, porqué al lado de un normal error estadístico, siempre existente en toda encuesta, si se hacen mal las tareas, se puede sumar un error "sistemático" que puede llevara a falsear completamente los resultados finales.
Estamos hablando de cómo se haya estructurado la muestra, de cuanto es representativa del universo que se quiere analizar, del número real de entrevistas efectuada, de la capacitación de los encuestadores, de los métodos utilizados para elegir las personas a entrevistar, de la dimensión, las características y la difusión en el territorio de la muestra de población entrevistada, del texto de las preguntas a realizarse. Equivocarse en uno solo de estos elementos significa arriesgarse a obtener un resultado que no tiene realmente nada a que ver con la realidad.
Elegir hacer un numero demasiado reducido de entrevistas, no seleccionar las entrevistas con una correcta subdivisión por edad, sexo o difusión territorial, no trabajar con personal encuestador suficientemente entrenado por el trabajo, son elementos que pueden determinar errores determinantes en los resultados de la encuesta, comprometiendo de hecho el nivel de representatividad de la opinión de la ciudadanía, en los resultados final del sondeo realizado.
Pero aún más grave es el problema de la conformación del texto de la pregunta a realizarse a los encuestados. En este sentido el método de construcción de la pregunta puede ser un importante instrumento de manipulación de una encuesta de opinión, porqué puede influir concretamente en la formulación de la respuesta final, generalmente en función de los intereses del cliente que comisionó a la encuesta.
Para que la técnica sea efectiva, de todos modos, es necesario que la encuesta tenga credibilidad; es decir, provenga de una fuente “seria”. Por esa razón, este acto, antiético de por sí, no es posible hacerlo sin la complicidad de compañías encuestadoras que se presten a graves manipulaciones metodológicas o, más simplemente, a mentir ellos también.
La pregunta es: ¿Por qué aceptarían empresas cuyo mayor activo es su credibilidad participar de un engaño que debería dejarlas fuera del negocio para siempre? La respuesta es sencilla: eso no sucede. Y todas las encuestadoras siguen adelante como si nada: los medios siguieron publicando sus resultados como si fueran empresas serias, los políticos siguieron contratándolas precisamente porque saben que no lo son .
Los resultados de las encuestas de algunos medios de comunicación obedecen a su línea editorial y los resultados de las encuestas encargadas por los políticos obedecen a sus deseos de acceder al poder. La mayoría toca sus tambores al son de quien las paga, son pocas las “objetivas” y que lo han demostrado en el tiempo, eso lo podemos ver si hacemos una retrospección de este fenómeno de los últimos 25 años.
Mientras tanto nosotros seguimos dando vuelta la página como si mentir no fuera grave, creyendo y votando a gente que nos toma por idiotas y nos miente una y otra vez. La única manera de que volvamos a ser un país serio en el que prime la ética es no dejando más pasar cosas como éstas, actuando éticamente nosotros, censurando a quienes no lo hacen y demandando de quienes se proponen para gobernarnos un estándar moral aún más elevado que el del individuo medio.
Las encuestas no han sido la única forma de manipulación, actualmente los políticos la tienen muy difícil, ahora todo se analiza, se debate, y a través de ello se emiten juicios de valor, hay personas más informadas y con mucho conocimiento de marketing político... personas más conectadas con la política a través de las Redes Sociales, en fin, las elecciones que se avecinan lo menos que se espera es contar con candidatos intelectualmente hábiles, la demagogia no será efectiva, privará el pragmatismo colectivo sobre las situaciones sociales y económicas que convienen al país más que seguir ciega y tontamente un color partidario.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


Sin ingresos del petróleo, sin seguridad, sin agua, sin electricidad …. Bienvenidos a la nueva Libia, un país “liberado” por la OTAN

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Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

Bienvenidos a la nueva Libia, un país “liberado” por la OTAN que ahora se encuentra sin los ingresos del petróleo que podrían hacerle rico, sin seguridad ni estabilidad y con unos niveles sin precedentes de asesinatos y de corrupción.
El viernes pasado [13 de septiembre de 2013] la revista The Economist publicó un informe acerca de la implosión de Libia. Me llamaron la atención las fotografías que lo ilustraban, particularmente una de una pitada en una pared del paseo marítimo de la capital, Trípoli: “El único camino al cielo es el camino al aeropuerto”, decía.
Esta pintada es indicativa de la difícil situación en la que se encuentra Libia actualmente tras la “liberación” por parte de los bombarderos de la OTAN por aire y de la revolución por tierra que derrocaron el régimen dictatorial de Muammar al-Ghadafi.
Recientemente me he entrevistado con muchas personas que visitan Londres procedentes de Libia y cuentan unas historias que son difíciles de creer.
La capital Trípoli estuvo una semana entera sin agua o electricidad.
Las milicias armadas dominan las calles y gobiernan en ellas en ausencia de un gobierno viable, de una institución de seguridad nacional y de servicios municipales básicos.
Onoud Zanoussi, la hija de 18 años de Abdullah Zanoussi, ex jefe de la seguridad de Ghadafi, fue secuestrada al salir de la cárcel donde había estado siete meses acusada de haber entrado ilegalmente en el país. ¡Fue secuestrada frente a la puerta de la cárcel y el secuestrador era uno de los guardas de la cárcel!
Hace dos años la comunidad de los negocios británica y francesa se afiló los dientes y se frotó las manos regocijada pensado en su participación en la reconstrucción de Libia. Ahora no hay ni un solo hombre de negocios en Trípoli, todos ellos corrieron a ponerse a salvo tras el asesinato del embajador estadounidense y los ataques a varias embajadas y consulados extranjeros.
Durante los bombardeos de la OTAN las noticias sobre Libia dominaban las portadas y eran la primera noticia de los telediarios de todas las televisiones occidentales y árabes. Había una cobertura de 24 horas del milagro de la liberación libia y de la gran victoria lograda por la OTAN y los revolucionarios. Ahora es muy raro encontrar en Libia a un periodista occidental y todavía más raro leer un reportaje decente acerca de Libia y de lo que está ocurriendo ahí.
El petróleo era el principal objetivo y la verdadera razón de la intervención de la OTAN, pero se ha detenido la producción de petróleo debido a una huelga de los guardias de seguridad de los campos de petróleo y de las terminales de exportación. La razón aparente de la huelga es la exigencia de un aumento de sueldo, pero existe otro motivo igual de poderoso: protestan por la reivindicación de varios movimientos separatistas que piden el autogobierno para la rica en petróleo región de Barca (Cirenaica) con su capital en Bengazi. La mayoría de las reservas de petroleo de Libia están situadas ahí.
Más que el gobierno local o nacional, es una milicia la que controla la mayoría de los campos de petróleo y la terminal de exportación. Ha empezado a vender enormes cantidades de petróleo en el mercado negro y está tratando de expandir estas actividades, lo que ha llevado al primer ministro libio Ali Zidan a amenazar con bombardear cualquier tanque de petróleo que vaya a cualquier lugar cerca de estos emplazamientos.
La ironía es que ahora está ocurriendo lo mismo en el este de Siria donde las milicias y las tribus locales controlan los campos de petróleo de Deir Al-Zour, refinan ellos mismos el petróleo a mano y lo venden ilegalmente. Lo mismo sigue ocurriendo en el sur de Iraq.
Iraq y Libia, por supuesto, se han “beneficiado” de la intervención occidental y Francia y Gran Bretaña han repetido orgullosamente lo que la madre de Occidente, Estados Unidos, solía decir acerca de Iraq. Lo han repetido primero en Libia y ahora en Siria: la intervención conferirá una enorme sofisticación al país concernido, el cual se convertirá inmediatamente en un modelo de prosperidad y de estabilidad, y abrirá el camino para otros países árabes gobernados por dictadores para que inviten y den la bienvenida a la intervención militar. De hecho, este modelo ha generado el peor tipo de anarquía, el fracaso de la seguridad, el colapso político y la desintegración del Estado.
El caos gobierna Libia. El asesinato de políticos y de periodistas se ha convertido en una noticia cotidiana en la Libia de hoy en día hasta el punto de que el propio coronel Yussef Ali al-Asseifar, el encargado de investigar la avalancha de asesinatos y de detener a las personas que estaban detrás de ellos, fue asesinado el 29 de agosto cuando unos hombres de un grupo no identificado pusieron una bomba bajo su coche.
En el aniversario del 11 de septiembre la semana pasada una enorme bomba destrozó en edificio del ministerio de Exteriores de Bengazi.
Human Rights Watch ha destacado otra atrocidad que sucedió en Tripoli el 26 de agosto de 2013 en la Institución Principal del Corrección y Rehabilitación, conocida con su antiguo nombre de al-Roueimy, donde estaban encarceladas unas 500 personas, incluidas cinco mujeres. Los presos estaban en huelga de hambre para protestar por el hecho de estar encarcelados sin cargos y sin un juicio justo. Al no poder presentar su propio destacamento de seguridad, el gobierno llamó al Comité de Seguridad Suprema, compuesto por ex milicianos en contra de Gadafi, para sofocar el levantamiento. Estas fuerzas asaltaron la cárcel, dispararon contra los presos e hirieron a 19 personas.
El 4 de agosto dimitió el primer ministro de Libia Awadh al-Barassi y fue sustituido por Ali Zeidan. Entonces, el 18 de agosto, el ministro del Interior Mohammed al-Sheikh dimitió después de solo tres meses en el cargo. Mencionó la falta de apoyo de Ali Zeidan y el fracaso del gobierno en hacer frente al descontento y a la violencia, en ganarse la confianza del pueblo o en financiar adecuadamente a las agencias del Estado para proporcionar los servicios más básicos.
Libia simplemente se está desintegrando en líneas divisorias tribales y geográficas. La mayoría de su población está furiosa, incluidos los bereberes en el sur, y la perspectiva de la reconciliación nacional se ve muy lejana.
La frustración popular es extrema. Cuando los manifestantes tomaron las calles en el exterior de las poderosas “Brigadas del Escudo Libio” para protestar por el injustificado poder de la milicias murieron bajo los tiros 31 personas. Las milicias actúan completamente al margen de la ley.
Suleiman Kjam, miembro del Comité Parlamentario para la Energía, declaró a un periodista de Bloomsberg que ahora el gobierno está gastando sus reservas financieras después de que la producción de petróleo descendiera de 1.4 millones de barriles al día a principios de este año a menos de 160.000 barriles al día. Advirtió que de seguir esta situación el gobierno no podrá pagar los sueldos de sus funcionarios en los próximos meses.
El régimen de Gadafi era una dictadura opresiva, y lo afirmamos por la millonésima vez, pero es difícil de aceptar o de entender la Libia actual, con un grado sumo de corrupción y una no existente seguridad. Especialmente cuando recordamos que Libia fue liberada por los países más sofisticados y avanzados del planeta, según los criterios occidentales.
El ministro de Exteriores libio Mohammad Abdel Azziz sorprendió a muchas personas tanto de Occidente como del mundo árabe cuando el día 4 de septiembre se opuso a los inminentes ataques aéreos estadounidenses contra Siria en una reunión especia de la Liga Árabe presidida por él para discutir la posible intervención.
Puede que Abdel Azziz, como muchos de sus compatriotas libios, haya modelado su opinión a consecuencia de la experiencias de su propio país tras la intervención militar occidental.
Esperamos que los pueblos de los países árabes y Siria particularmente aprendan del ejemplo libio.
Es cierto que algunas personas sugieren que es una situación provisional para Libia y que tras este periodo de transición reinará la estabilidad. Nos aconsejan ser pacientes.
Esperamos que su profecía resulte ser correcta, pero somos escépticos con Afganistán e Iraq también ante nuestros ojos.
Fuente: http://www.globalresearch.ca/welcome-to-the-new-libya-a-country-liberated-by-nato-no-oil-revenues-no-security-no-water-no-electricity/5350861

La rebelión de los "enruanados"




El 19 de agosto se inició un paro agrario que con el paso de los días se convirtió en la protesta social más importante que se ha llevado a cabo en Colombia en las últimas décadas. Entre los elementos más destacados de esta movilización se encuentra la participación activa de campesinos de Boyacá, cuyo elemento más representativo es la ruana, una prenda de vieja usanza que abriga a hombres y mujeres de las tierras frías y templadas de la campiña boyacense. Aunque en este paro han participado campesinos de otras latitudes del territorio colombiano, por la importancia simbólica de la ruana, puede decirse que hemos presenciado la rebelión de los enruanados. LOS MOTIVOS
Los motivos para que la población colombiana proteste son tan amplios que uno debería preguntarse no por qué protesta la gente, sino más bien por qué protesta tan poco. En todo el territorio colombiano, pero en especial en el mundo agrario, se acumulan agravios e injusticias centenarias que ayudan a explicar la rabia popular que estalló durante el paro. Las humillaciones que soportan los campesinos, los motivos, pueden ser analizados en tres temporalidades diferentes: en el largo, mediano y corto plazo.
Largo plazo
Durante los últimos doscientos años, tras la independencia de España, en lo que hoy es Colombia se consolidó un modelo agrícola basado en el latifundio y el poder de los terratenientes, a costa de la expropiación violenta de las tierras que pertenecían a las comunidades indígenas y a los campesinos. Algunos de estos sectores fueron arrinconando en minifundios y otros fueron expulsados violentamente de sus tierras y se vieron obligados a colonizar las tierras baldías, las que luego también fueron acaparadas por los terratenientes. Desde el punto de vista político, los campesinos fueron convertidos en carne de urna para legitimar a los gamonales de uno u otro partido, o en carne de cañón como reclutas de los ejércitos partidistas en las innumerables contiendas civiles del siglo XIX y durante la época de la Violencia desde mediados de la década de 1940.
Cualquier intento de reforma agraria ha sido aplastado mediante la violencia terrateniente contra los campesinos. Sus organizaciones han sido destruidas, sus líderes perseguidos y asesinados y a los campesinos se les ha mantenido como clientela política del bipartidismo.
En el largo plazo se observa una concentración de la propiedad, poca participación política del campesinado, desigual tributación como expresión de la diferenciación de clase, un gran poder de parte de latifundistas y ganaderos y, en general, una tremenda injusticia.
De aquí emergen unas reivindicaciones históricas de los campesinos encaminadas a que se efectúen reformas estructurales, de fondo, en cuanto a la redistribución de la propiedad, democratización de la vida en el campo y solución a los problemas acumulados de pobreza y desigualdad.
Mediano plazo
Más cerca del momento actual, en 1972 se selló el Pacto de Chicoral, con el cual se liquidó cualquier intento de Reforma Agraria en el país, se institucionalizó la ganadería extensiva como forma de explotar la tierra, y se divide al movimiento campesino, con la creación de la Línea Armenia de la ANUC. A pesar de todo, los campesinos libran importantes luchas por la tierra en varias regiones del país. Como respuesta, los terratenientes organizaron ejércitos paramilitares desde comienzos de la década de 1980, que han masacrado a colonos y campesinos en un cortejo de sangre que se prolonga hasta la actualidad, y detrás del cual se dibuja una reconcentración de tierras, como parte de una anti-reforma agraria, en manos de los viejos y los nuevos latifundistas, asociados con el narcotráfico.
En esta fase de mediano plazo sobresale la apertura económica, convertida en política oficial del gobierno neoliberal de César Gaviria Trujillo (1990-1994), cuyo lema “bienvenidos al futuro” representó la entrada del país en el libre comercio, que golpeó a toda la economía colombiana, pero que ha tenido un impacto nefasto en el campo, puesto que destruyó importantes renglones de la actividad productiva –entre ellos el café-, desprotegió a la economía campesina y propició la llegada de capital y productos provenientes del mercado mundial que arrasaron con la producción local.
Ante la crisis de la producción campesina tradicional, se consolidaron en varias regiones de la geografía nacional los mal llamados “cultivos ilícitos”, a cuya siembra se han dedican campesinos y colonos como único medio de supervivencia, con lo que se configura un nuevo sector de campesinos y colonos, que soportan la “guerra contra las drogas”, con la represión y despojo que la acompañan.
Por estas razones, y considerando los diferentes sectores sociales del campo, emergen reivindicaciones diversas, entre ellas las de las denominadas “dignidades agrarias” que se centran en la defensa de la producción nacional y mejores precios. Por su parte, un sector ligado a los colonos exige la legalización de los títulos, la adjudicación de zonas de reserva campesina, la sustitución de cultivos de hoja de coca y el impulso de obras de infraestructura. Esos campesinos se encuentran en las zonas donde tradicionalmente ha hecho presencia la guerrilla.
Corto plazo
La apertura económica fue el primer paso de la estrategia de libre comercio, que se ha ratificado en los últimos años con la aprobación de catorce Tratados, entre los cuales sobresale el que se firmó con los Estados Unidos. Como resultado de estos acuerdos aumentó la cantidad de productos alimenticios procedentes del imperio del norte y de la Unión Europea –cuyos productores cuentan con cuantiosos subsidios-, lo que ha perjudicado en forma negativa a arroceros, lecheros, paperos, avicultores y a productores de maíz y diversos granos. Durante el primer año de funcionamiento del TLC, las importaciones de alimentos que provienen de Estados Unidos aumentaron en un 81%, con menores costos que los de la producción local, con lo que han caído los ingresos de los hogares campesinos. Al mismo tiempo, se ha generalizado la llegada de fertilizantes, agroquímicos y semillas mejoradas que inciden sobre los precios de producción y suponen la imposición de un monopolio de las cadenas tecnológicas por parte de Monsanto y otras multinacionales, hasta el punto que en Colombia el precio de los fertilizantes es de los más altos del mundo. Con todo ello, disminuye el empleo agrícola y se fortalece la agroindustria exportadora, que no produce alimentos, mediante la concesión de baldíos y subsidios a grandes empresas nacionales y extranjeras, como se hace en los Llanos Orientales.
Como complemento y resultado de la crisis agrícola, se impulsa el proyecto de convertir a Colombia en un país minero, lo cual supone utilizar las tierras con otros propósitos distintos a la producción de alimentos, con lo cual se firma el acta de defunción de los campesinos.
Este panorama de corto plazo se expresa en las solicitudes de modificar los TLC, en proteger algunos renglones de la producción agraria y pecuaria, en mejorar la infraestructura de transporte y reducir las tarifas de los combustibles para abaratar los precios internos de los productos.

EL REPERTORIO DE LA PROTESTA
Las múltiples reivindicaciones de los campesinos y la diversidad de sujetos participantes en el paro le dieron desde el principio una renovada actualidad a la cuestión agraria, en un país en donde desde las ciudades se pensaba que los campesinos no existían.
El repertorio de acciones de protesta ha sido muy amplio y variado. Sobresale entre esos repertorios el bloqueo de caminos y carreteras por parte de colonos y campesinos, como procedimiento básico de movilización, por qué cómo puede hacerse visible un paro agrario, en un país en el cual la información está monopolizada por grandes cadenas que ocultan las protestas sociales. Además, un paro de los campesinos no puede entenderse como dejar de usar los machetes y azadones, algo de lo que nadie se entera, sino como una acción activa con hechos que se muestren fuera de las parcelas.
También se realizaron marchas y movilizaciones hacia los pueblos, cabeceras municipales y ciudades capitales, y como defensa ante la represión se atacaron los símbolos del poder en algunos lugares del país (como en Duitama, Tunja, y otros lugares). Se recurrió a la denuncia por redes de información sobre las acciones criminales del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios), que dieron a conocer en Colombia y en el exterior la magnitud de la represión. En algunos lugares (Casanare y Cauca), como un método innovador, los campesinos detuvieron a miembros del ESMAD y la policía y los intercambiaron por campesinos que esos cuerpos represivos habían detenido.
El paro concitó la solidaridad de otros sectores sociales (estudiantes, profesores, trabajadores, habitantes urbanos) y también sirvió como catalizador de otras protestas y reivindicaciones, como la de los camioneros, mineros y profesores. Algunos de esos sectores implementaron el repertorio del cacerolazo, de amplia utilización en otros lugares de América Latina.
Llama la atención el nivel de organización de los pobres del campo, que, a pesar de décadas de represión y criminalización, mostraron una enorme vitalidad e iniciativa para nuclear a diferentes sectores agrarios, a pesar de la existencia desde el principio de un triple pliego de peticiones encabezado por tres sectores claramente diferenciados: uno el de las denominadas “dignidades” (arrocera, cafetera, cacaotera y papera); otro el del Coordinador Agrario Nacional (CAN); y un tercero el de la a Mesa Nacional Agropecuaria de Interlocución y Acuerdos (MIA Nacional). Esta diferenciación, que indica la heterogeneidad del mundo agrario, no impidió que se efectuaran acciones coordinadas en todo el país, aunque cada región o sector mantuvo su autonomía, pero si repercutió en la política divisionista del régimen, que empezó a hablar primero con unos sectores en forma aislada. Además, la movilización no contó con el respaldo de los partidos políticos de izquierda, que intervinieron en forma tardía, y algunos de ellos con objetivos claramente electoreros. Aunque, por supuesto, miembros de la izquierda y politizados si participaron de manera activa en el movimiento. Esto indica que estamos ante la emergencia de líderes internos, y en gran medida anónimos, surgidos del seno mismo de sus comunidades y con cierto poder de convocatoria.

ESCARNIO Y REPRESION
Desde el principio el régimen no solamente desconoció las razones del paro, sino que procedió, como es habitual en Colombia, a catalogar el movimiento como fruto de la acción de sectores infiltrados (para referirse a las FARC), como una clara muestra de criminalizar a los campesinos y de justificar por anticipado todo el coctel represivo que iba a emplear contra las gentes del campo. Es evidente una primera contradicción en el discurso oficial: si por un lado su locuaz Ministro de Defensa (sic) dice que las FARC están aniquiladas, porque Santos y otros de sus ministros consideran que la insurgencia es la responsable de una protesta de tipo nacional.
Al lado del régimen se situaron los medios de comunicación tradicionales que en un principio decidieron no informar sobre la magnitud que adquiría la protesta o a calumniarla y señalarla como una manifestación de violencia azuzada por “infiltrados”. Luego, cuando por la magnitud de la protesta, y la difusión informativa en pequeños medios alternativos, los grandes medios se dieron a la tarea de negar las raíces de la protesta y a contraponer en una forma burda –como lo hizo la Revista Semana- la ruana con la capucha, con el fin de presentar una imagen distorsionada en la que se recalca en forma sutil que cualquier protesta termina siempre en violencia, y como tal debe ser rechazada y enfrentada por el régimen.
Ante los bloqueos, las marchas y movilizaciones, el gobierno reprimió brutalmente a los campesinos y dejó en el camino 12 muertos y numerosos heridos y detenidos. Esto en lugar de atemorizar a los labriegos los incentivó a mantener la protesta, la cual se radicalizó en algunos departamentos, como en Boyacá. Cuando la movilización alcanzó una cota máxima el jueves 29 de agosto, y en varias ciudades se presentaron multitudinarias marchas de apoyo, se procedió a reprimirlas con saña y a sabotearlas con la infiltración, esta si de verdad, de provocadores de la policía y miembros de las BACRIM –como la de los uribeños- para causar pánico y pavor en barrios y pueblos del país, con el fin de liquidar el apoyo que sectores de la clase media urbana le dieron a la protesta.
Solamente después de esa notable movilización, Santos procedió a entablar una mesa de diálogos, con la finalidad de aplacar la protesta, no sin antes anunciar la militarización del país, con 50 mil efectivos del Ejército, como si de una guerra se tratara, una clara advertencia de que se iba a recurrir a la violencia para sacar a los campesinos de las carreteras y caminos. Negociar por separado, una vieja táctica divisionista, se puso otra vez en marcha, lo cual no liquidó la protesta, que se mantuvo en otros lugares del país, con sus propios ritmos y dinámica, aunque en algunos lugares los campesinos desbloquearon las carreteras, ante la amenaza de muerte que pendía sobre ellos, proferida desde la Presidencia de la República.
LOGROS Y RETOS
La movilización campesina no ha sido en vano, y ha dejado importantes enseñanzas para las acciones del futuro inmediato. Mostró que en este país solo la lucha y movilización organizada consigue visibilidad y reconocimiento, como ha lo han demostrado los campesinos de El Catatumbo y más recientemente los del paro agrario nacional. Aunque el régimen no apuesta a implementar las reformas estructurales que se necesitan para democratizar el campo colombiano, se vio obligado a hacer algunas concesiones coyunturales y de corta duración, tales como la promesa a los campesinos de Boyacá de modificar las condiciones en que se importan agroquímicos, eliminar algunos aranceles y crear algunos subsidios. Así mismo, se obtuvo la inyección de capital en el sector agropecuario de un billón de pesos para el año 2014. No obstante, estos son paños de agua tibia, que no remedían de ninguna manera los verdaderos problemas de los campesinos colombianos, y a los cuales ha tenido que recurrir el santismo para atemperar la protesta generalizada, actuando como un apagaincendios.
Un logro estratégico en el imaginario de la lucha consistió en no ceder ante la propaganda de la infiltración –un mecanismo de larga duración por parte del Estado y las clases dominantes- y reivindicar con sus propios intereses como sujetos autónomos, que actúan en forma digna para defender sus propias reivindicaciones. De esta manera se enfrentó el anticomunismo visceral –ahora presentado como antiterrorismo- del que han hecho gala las clases dominantes de este país desde hace décadas, para justificar la represión y desarticulación de la protesta social.
Otro logro de gran importancia radicó en que se desnudaron los verdaderos alcances de los TLC y quedó hecha añicos la propaganda del régimen, de los empresarios y de todos sus áulicos mediáticos sobre los supuestos beneficios de esos acuerdos.
Por supuesto, el hecho que no se hubieran alcanzado las reivindicaciones estratégicas (revisar o derogar los TLC, una reforma agraria, replantear el agronegocio y obligar al Estado a no apoyar a los grandes capitalistas en su política de robo de baldíos) indica que este paro no ha sido el fin de la lucha, sino más bien el comienzo de un ciclo de protestas, en el cual es preciso unificar las demandas, sin que eso signifique renunciar a la autonomía local y regional, al tiempo que se integran diversos sectores sociales y políticos en un programa común de convergencia que enfrente al régimen y a sus proyectos económicos, sociales y políticos y que replantee los asuntos álgidos del libre comercio y de la reestructuración de la propiedad de la tierra, entre otros puntos de carácter estratégico.

Renán Vega Cantor es historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional, de Bogotá, Colombia. Autor y compilador de los libros Marx y el siglo XXI (2 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; Gente muy Rebelde, (4 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002; Neoliberalismo: mito y realidad; El Caos Planetario, Ediciones Herramienta, 1999; entre otros. Premio Libertador, Venezuela, 2008. Su último libro publicado es Capitalismo y Despojo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.